En la filosofía se utiliza el “Yo Soy” como un apunte inmediato a descubrir y realizar la naturaleza de nuestra libertad. En este escrito quiero descomponer el pronombre “Yo” y su verdadero significado.
La vida está ocurriendo en el silencio absoluto, el silencio es la esencia del Universo. Si puedes imaginar un espacio ilimitado e inmaculado siempre presente en el que vienen y van las aparentes formas, descubres el manto Uno e indivisible del Ser. Este espacio es un lienzo en blanco, en el que escribe la Conciencia, a este espacio lo llamo el infinito no diferenciado anterior a todo surgimiento.
Cuando un bebé nace no tiene consciencia de sí mismo, pero sí es Conciencia, en esta Conciencia-en-Sí primaria y Pura hay un “Yo absoluto” y natural, este yo es similar al silencio interior. Es la Conciencia que era antes de su nacimiento. El niño no adquiere la Conciencia, ya estaba allí. Es una idea errónea creer que somos los receptores, que se nos dota de algo que nos viene dado o añadido. No hay un agente que recibe la Conciencia, esa es la apariencia errónea de la separación, todo el mundo se considera consciente, pero pocos ven su identidad idéntica a la Conciencia. Y esa identidad es la eternidad del “Yo Absoluto”. Por eso Nisargadatta decía “Yo soy Eso”. Ese Yo es la Unidad, no hay un yo real separado de la inmensidad.
Es por esto que el niño nace en puro Ser porque es natural surgir así, el yo Puro del Universo se manifiesta en él, silencioso y activo, manifiesta una inteligencia no alterada en su pureza original, el bebé vive el ahora, por eso nos gustan tanto los niños. Poseen la inocencia del Universo, la inocencia y claridad del Ser.
Con el tiempo la inteligencia se desarrolla y comienza a adquirir consciencia del mundo que le rodea hasta que adquiere el yo pensado, ambos surgen juntos, el yo y el mundo son una estructura basada en un contenido en la consciencia. En la religión católica se le llamó el surgimiento del verbo. Surgió el verbo surgió el mundo.
Su nacimiento puro es la manifestación de la Pura Luz no diferenciada del Infinito-manifiesto, a esta Pura luz la podemos llamar “Yo absoluto” que es el sentido del Yo más profundo, libre y silencioso. Este “Yo absoluto” que es Conciencia en reposo, al adquirir conocimiento se entremezcla con el yo pensado (actividad sobre el silencio) y se llena de contenido en la consciencia, es como si la Conciencia se identificara consigo misma para crear esta estructura pensada.
Lo que les sucede a las personas es que el yo pensado raras veces se silencia, adquirimos la costumbre de volcar todo el sentido de la vida hacia lo intelectual. Con el tiempo queda oculto el silencio interior y olvidamos que existe. No debemos de olvidar que la naturaleza de la mente del yo separado es la excitación, se siente incómoda con el silencio, la tendencia es ocuparlo y ocultarlo, para ello ha de inventar; quejas, especulaciones, preocupaciones, y crear la telenovela del yo o dicho de otra forma, está constantemente en la historia de su vida.
Esta consciencia adquirida es lo que llamamos “el sueño” sobre la pureza silenciosa de nuestro Ser. En la naturaleza, los animales reciben placer a través de la comida, en el reino humano los seres humanos recibieron un maravilloso regalo -el intelecto- el cual también puede suministrar placer pero también dolor. Pero el más grande de todos los placeres siempre será Dios.
Todas las formas de este universo son Luz Pura sin manchas ni tintes, y surgen de la infinita divinidad del Ser, por ello escuchamos que todos los seres humanos somos Eso, pero lo hemos olvidado o ha sido ocultado por las conversaciones mentales del yo pensado. Por esto Jesús dijo que debíamos de volvernos como niños.
Los seres humanos adquirimos una red de información que nubla la divina expresión. Es un velo ilusorio, parece real pero no lo es. Viene y va en el silencio natural de la mente. Parece que hago referencia a cuando la mente se queda silenciosa, pero realmente estoy hablando del silencio absoluto, el cual ya estaba allí antes de que vinieras a este mundo.
Todo ser humano cree (piensa) ser un yo separado del Universo y tras la comparación con otros yoes en un mundo de formas se llena de defectos y limitaciones. La energía de la separación altera la percepción hacia la limitación, contrae la persona y la reduce a bajezas banales y humanas.
Como he dicho, todo ser humano es el infinito, todo el Universo está dentro de Él. La sensación de estar separado y la sensación de ser una persona son una ilusión, una apariencia creada por el cerebro junto con la estructura creada en la consciencia.
La naturaleza del Yo absoluto es la contemplación.
Hay un percibir puro en nuestro interior, un percibir inmaculado, que sabe pero no guarda, que vive libre de las apariencias. Para el niño esto es fácil de ver, pero para los adultos sumergidos en la burbuja del tiempo, raras veces estamos vacíos de contenido, vacíos de pensamientos de “yo”.
En la medida en la que el niño va teniendo experiencias va añadiendo contenido a la estructura del yo: miedos, inseguridades, apreciaciones personales, etc.
Para arrojar un poco de luz a esta apariencia creada por la consciencia basada en los procesos del pensamiento, hemos de comprender que incluso los pensamientos surgen y son sostenidos por la inteligencia, son por supuesto una extensión del Ser, no están separados. ¿Cómo podrías ser consciente de este surgir en el que tienes la capacidad de comprender? Eso que sabe y comprende es el puro saber del “Yo absoluto”. Hay algo que es consciente de los pensamientos. El puro saber es Inteligencia Pura, registra, sabe, comprende, pero no guarda, es “el que sabe”. Lo podemos llamar el testigo que sabe. El contenido que se adquiere basado en los procesos de pensamiento como yo pensado y el que sabe (testigo Puro) en la ignorancia son confundidos como iguales, yo soy el pensamiento es una ilusión.
¿Por qué no son iguales?
Aun surgiendo del Ser y siendo Conciencia no son iguales, uno es libre y el otro no lo es.
¿Dónde está el problema si el Yo Absoluto es lo que siempre somos?
El problema es que si confundes la identidad de tu Ser infinito con el pensar, estás expuesto a la magia de la consciencia. La consciencia ha envuelto la Libertad con la sensación energética de la separación y ha creado un campo gravitatorio, como una atmósfera energética de densidad y pesadez. Esta atmósfera no solo se trasciende contemplando un pensamiento, se ha solidificado en nuestro Ser con el paso de los años. Para trascender esta envoltura energética de la separación has de disolver la personalidad psicológica del yo que debilita al Ser con su campo gravitatorio de la separación.
Debemos de comprender que el Infinito tiene la capacidad de crear infinitas realidades de sí mismo, su naturaleza infinita es evidente en la experiencia humana, mira a través de la ventana del mundo y verás sus capacidades ilimitadas, desde la tecnología hasta la miseria, desde un ser humano denigrante a un espléndido sabio iluminado.
El ser humano puede ser infinitamente infeliz, como infinitamente feliz, no hay límites en ese sentido, si el ser humano decide crear una realidad sufridora, la creatividad del Universo estará a su alcance para sostener su identidad ignorante, y le abastecerá indefinidamente de pensamientos que sostengan esa identidad. Del mismo modo si adquiere una identidad Poderosa, toda la inteligencia se desarrollará creativamente para crear empoderamiento y rebasar límites constantemente, esta es una de las joyas del Ser realizado.
Es importante comprender que en el eterno presente coexisten infinitas posibilidades, desde una realidad iluminada hasta una realidad limitada. La diferencia está marcada según la tendencia que se elija, hacia el “Yo absoluto”, absoluta libertad y poder ilimitado, hacia el yo pensado, mediocridad y sufrimiento. Ambas coexisten en la Conciencia. Todo ser humano tiene acceso a la limitación pero también a la ilimitación de la iluminación.
- Para comprender la transición desde infinito hasta la Conciencia-en-sí, véase el texto “Del infinito a la Conciencia”. Comprenderá mejor esta transición desde el infinito hasta el Yo Absoluto.