En la filosofía se utiliza el “Yo Soy” como un indicador inmediato para descubrir y realizar la naturaleza de nuestra libertad. En este escrito quiero descomponer el significado de “Soy”.
El sentido de Ser (El “Soy”).
Todo en este mundo está envuelto por el sentido de Ser, ¿Hay algo que no sea el Ser, y hay algo que no tenga presencia de Ser? Todo está bañado de Ser con todas las cualidades que este contiene. Este sentido primario de Ser en la existencia es el fundamento que sostiene el campo energético de la realidad de la Unidad. Este campo es ciertamente una Verdad Una e indivisible, pero para poder comprender más profundamente su naturaleza, desglosaré el funcionamiento de la realidad en la que el sentido de Ser se manifiesta.
Al surgir la Luz del Infinito-absoluto no diferenciado (véanse los capítulos: “Del Infinito a la Conciencia” y “Absoluto y Relativo”) y entretejerse para crear la densidad del campo sutil, en la que surgirán las realidades de la Conciencia-en-sí, aparece la presencia-de-Conciencia, todas las apariencias están hechas de presencia-de-Conciencia, porque todo es Conciencia.
Todo lo que Es, es un campo saturado de presencia-de-energía, desde lo más sutil (pensamientos, emociones) a lo más grueso (fenómenos, objetos) todo es energía en una escala metafísica de menor a mayor densidad dentro del mundo de las apariencias. Un pensamiento sobre un coche no es el coche, es energía más sutil sobre la apariencia física del propio coche.
Uno de los puentes de entrada hacia el mundo espiritual es detectar lo que es más sutil que las apariencias (pensamientos y objetos). En muchos de mis encuentros intento guiar hacia las sutilezas de la presencia como descubrimiento de la dimensión metafísica y espiritual, con la intención de volver a la persona hacia una dimensión multisensorial, más sutil que la experiencia de los sentidos. Por ejemplo: en el acto de ver, “Ser” el que ve siempre será el factor primario y lo que se ve, secundario. Dicho de otra forma, puedes “Ser” escritor, pero el hecho principal es que no siempre eres escritor. En ocasiones “Eres” el cliente de una tienda que va a comprar un coche y te comportas como cliente, en otras “Eres” un pasajero de un avión, y así sucesivamente puedes verte en miles de situaciones adoptando diferentes posiciones ¿Qué es lo que no cambia? El sentido primario de “Ser”. Ser esto o aquello siempre es seguido del sentido primario de “Ser”. En ese sentido siempre “serás” el que adopta las posiciones cambiantes y transitorias. Cuando terminas el día después de adoptar todos los personajes ¿Qué queda? Eso que queda es sin mancha, inmaculado,; es como un camaleón en el que cambian los colores de la piel, pero él no cambia.
La presencia del Ser en este mundo es necesaria, no solamente en un ser humano, sino en todos los aspectos de la manifestación. Es lo no cambiante frente a lo que es transitorio.
La materia es Ser.
Este Infinito no diferenciado, se convierte en Conciencia-en-sí y cuando esta viene a este mundo da presencia-de-Conciencia a la materia, esta es la ecuación de una misma esencia. La presencia-de-Conciencia aparece cuando ésta comienza a ser perceptible. Es cuando la Conciencia-en-sí hace su aparición en el mundo. Hemos de comprender que todos los sabios hablaron de la ilusión de una materia sólida separada de lo inmaterial. Las apariencias surgen por la naturaleza de la presencia-de-Conciencia, que satura de vitalidad lo que es inmaterial y crea la “sensación” (Consciente) de toda experimentación de la realidad. La única forma en la que la materia podría ser experimentada es dotando de presencia de Ser a las cosas.
Por apreciación, si buscamos la experiencia directa con el mundo de la materia, en la medida que entremos en lo sutil, descubrimos que la experiencia de la materia no es una experiencia material, sino la sensación de vida de la experimentación. Dicho de otro modo: si miras a la materia con tus ojos —que “son presencia-de-Conciencia”— descubres que los instrumentos de percepción están hechos de la sutileza del Ser. Y así con todos los demás sentidos. Nadie ha visto o ha percibido la materia sin la presencia-de-Conciencia. Cuando percibes un objeto se produce un encuentro de Ser, en el que lo percibido y el que percibe “Son”, no sólo de manera independiente, sino como fragancia Única.
En muchas filosofías se habla de dos aspectos diferenciados cuerpo/alma, los cuales solo sirven para apuntar a algo más sutil que lo corpóreo, aquello que da vida al cuerpo y posibilita su funcionamiento en el mundo. Pero en lo que respecta a la comprensión, el cuerpo es la presencia de Ser en una vibración de mayor densidad. El alma, que está hecha de luz/amor, es Dios en el mundo en menor densidad. Ambos son una esencia Única: la presencia de la Conciencia de la Unidad.
Un campo saturado en sí mismo.
El mundo de la realidad es una saturación de energía. Cuando la Conciencia-en-sí gira sobre sí misma la satura de energía de Ser. Necesita saturase de energía para poder experimentar la sensación de los objetos y las formas, dotándolas de presencia-de-Ser. Desde lo más burdo a lo más sutil todo está hecho de Conciencia-en-sí, inmaterial, homogénea e imperceptible.
Para poder percibir los fenómenos la Conciencia-en-sí satura la energía sobre cada objeto dotándolo de presencia-de-Conciencia. Este acto se produce cuando la Conciencia dota de Ser a cualquier objeto, haciéndose consciente de la realidad del mismo.
El sentido de Ser en el reino humano.
Lo mismo sucede en el reino humano. Una de sus cualidades consiste en hacerse consistentemente consciente de sí mismo. Es entonces cuando surge el Soy o sentido de Ser. En este sentido todavía no ha surgido el ego el cual es una identificación consigo mismo, sostenida además en el mundo del pensamiento. Este sentido de Ser es más una sensación de presencia y vitalidad, un sentido en sí mismo.
La diferencia entre un objeto material inanimado y un ser humano es que el ser humano tiene la posibilidad de experimentar esta vibración de Ser y saturarla aumentando su experiencia. No obstante cualquier objeto también es la presencia de Ser. Es por este fenómeno que la Unidad puede percibirse a sí misma a través de la diversidad. En nuestros encuentros muchas personas experimentan un aumento de la frecuencia energética de la presencia consciente.
Los rayos del sol tienen su propia presencia, el viento, el vuelo de un águila, el cuerpo de una montaña, el infinito océano, un toro bravo, la belleza y la fragilidad de una rosa, una piedra, una gota de lluvia etc. Todo objeto, animal o cosa tiene su propia presencia de Ser.
Todas las apariencias son expresiones del infinito sentido de Ser, que pasa de ser Universal a ser particular (aparentemente). La presencia-de-Conciencia en un ser humano y la posibilidad de ser consciente es un regalo de Dios en el mundo. Es el perfume del Ser. Desde ella puedes apreciar como luce, y respirar lo divino en este mundo. Cuando conectas con la presencia inmediata puede relucir la no-dualidad en el mundo.
Esta apreciación en la Conciencia, es una de las sensaciones más hermosas de la realidad (aparente) y abre la posibilidad de maravillarse con Todo lo que Es. Aristóteles dijo que el principio fundamental de la filosofía es maravillarse. El contacto con la presencia interior te conecta con la presencia de las cosas, de ahí la frase que dice: “Tal como es adentro es afuera”. Es una conexión con la Unidad, pues sólo se puede hacer desde la presencia misma. Puede ser experimentada como una presencia vibrante que agudiza la experimentación de la presencia de los sentidos. Esta sensación de presencia y vitalidad es el reflejo del Potencial ilimitado del Ser experimentado en el mundo sensitivo. Ese es el sentido de Ser, presencia-inmaculada auto-floreciente y vibrante. El yo separado no la puede experimentar,; está más allá de la mente.
El Yo Soy.
En el texto “El surgir del Yo absoluto” investigamos el significado de la pureza de lo indefinido. En este texto realzamos el amor/luz del “Yo absoluto” que en este mundo de las apariencias se expresa a través del sentido del Ser.
Este sentido de Ser es la sutileza de la vibración de energía. El sentido de Ser no tiene por qué estar manchado por la personalidad, ni delineado por la sensación de estar separado del Infinito. Este es uno de los errores que cometen los que están anclados en el nihilismo. ¿Quién negaría el amor del Ser? Quien niega el amor del Ser es un necio. En ocasiones suelo decir que “Yo lo quiero todo para mí”. ¿Por qué lo digo? Si vas a la tienda y compras un sabroso helado italiano, cuando metes el helado en tu boca ¿qué haces? Disfrutarlo, ¿verdad? Este sentido de Ser es el helado en tu boca, es la posibilidad de degustar la vibración del “Yo Absoluto”. No escupas el helado una vez lo has comprado, vive la vida humana del Ser infinito.
Nisargadatta lo expresó de una manera muy bella: “La sabiduría” dice que soy nada; el amor dice que “Soy todo”.
“El Yo absoluto” es la Pureza. El “Soy” es la sensación de energía/amor, la fragancia energética y vibrante del Ser en todo Lo que Es.
Solo cuando la estructura de la consciencia cree, como yo separado, que las realidades le pertenecen (las cuales siempre son libres expresiones del Infinito), se produce el dolor (apegos a las experiencias) y se adquiere la sensación de separación.
Este sentido de Ser tiene su función en el reino espiritual: la de experimentar cómo la presencia de la energía — la divinidad en el reino de las sensaciones sutiles— hace su aparición en lo relativo. El Yo Absoluto es el testigo, la sensación de presencia de energía (Soy). Es la experimentación de su vivacidad, alegría, paz y amor en el mundo.