Un despertar espiritual es una transformación energética que modifica el campo de la percepción de tal modo, que la persona que despierta es capaz de percibir el campo de la Conciencia y su expresión más sutil y silenciosa. Este cambio en la percepción añade ante nuestra mirada una sensación de espacio silencioso y de presencia consciente, que nos aporta la sensación de ser un “Ser sintiente” de la dimensión espiritual, tal dimensión etérica y sutil nos rodea y nos permea como seres espirituales llenando nuestro corazón de amor espiritual.
Para expresarlo de una manera más simple que se pueda entender, el ser despierto añade la dimensión de un espacio abierto, este espacio abierto trae consigo una sensación de infinitud y totalidad, sintiendo que nos expandimos hacia la totalidad del universo. Es en este punto donde la expansión de la conciencia expresa ante la mirada despierta la grandeza de nuestro Ser. También, tenemos la sensación de que dejamos de estar localizados en el cuerpo-mente, pues se desdibujan la lineas de lo personal que son apoyadas con la sensación de que “estamos” en un cuerpo y somos un “cuerpo”.
La clara evidencia del espacio infinito y su sensación de absoluta atemporalidad, eliminan por completo los dos pilares del ego, el primer pilar es la sensación de que “El cuerpo” esta ubicado en el espacio físico y “La mente” esta ubicada en la realidad del tiempo. Dicho de otra forma, cuando el despertar espiritual sucede la relativa expresión del espacio/tiempo se desdibujan, expresando que somos el Ser intemporal e infinito. La conciencia entonces sufre una transformación en la percepción a los que se le añaden valores como la “ecuanimidad Universal” , para expresarlo de una manera clara, es la sensación de pertenencia a algo más grande que nosotros (como yo individual) y que acoge a todos los seres en una única esencia indivisa.
Debemos de comprender el secreto que parece encontrarse detrás de la materia, este secreto es “la Joya espiritual” que todo buscador desea revelar, el Ser Uno e indivisible como lo esencial de todo lo que conocemos. El Ser es la esencia y la fuente universal de todo ser vivo. En los seres humanos la podemos conocer como el “origen etérico” donde aparece la sensación “yo soy”, esta esencia es el manantial de vida que sostiene a todo el Universo y que se expresa en cada ser vivo como la inteligencia que todo lo ordena. Esta esencia es el brillo de quietud interior y puede sentirse como la presencia de la sensación vivida de Ser.
Cuando conectamos con la esencia vivida de Ser, sentimos un torrente de energía que surge de lo desconocido y que nos aporta un sentido de pertenencia a la vida, llenando nuestro momento presente de sentido espiritual y gracia divina, paz y amor eternos. Esta revelación en el corazón del reino humano y que ha sido fuente de la eterna sabiduría es el despertar espiritual a lo esencial, un despertar espiritual que nos revela que en medio del mundo físico existe una vibración silenciosa que a todo le da vida.
Cuando la transformación en lo esencial toma lugar, la mente es substituida por una sensación vivida de “SER VIDA” en sí, o Conciencia Pura, sufriendo una transformación radical hacia el silencio. La mente se hunde hacia adentro y pierde un protagonismo que producía una galopante conversación que no dejaba espacio para el momento presente. La mente solo quiere ocupar el vacío (insatisfacción) que la separación ha dejado por la identificación con el cuerpo y la perdida del espacio divino del Ser. La transformación que se produce es hacia el silencio interior detrás de todo lo pasajero y lo dinámico.
Detrás de toda actividad e identificación personal esta lo universal y ecuánime, la dicha sin objeto y sin motivo alguno… y es aquí en este dichoso templo interior donde el ser humano encuentra su naturaleza de la eterna felicidad del Ser, recobrando su integridad espiritual y experimentando un florecimiento de belleza interior, este es el fin del sueño de la separación en el inmenso valle de amor, un regreso al hogar disponible para todos los seres humanos.